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La movilidad eléctrica ha dejado de ser una tendencia del futuro para convertirse en una realidad tangible y presente. Cada vez más personas optan por vehículos eléctricos (VE) como una alternativa limpia, eficiente y silenciosa frente a los tradicionales modelos de combustión. Sin embargo, en esta carrera hacia un mundo más sostenible, surge una pregunta esencial:

¿Está la movilidad eléctrica pensada también para las personas con movilidad reducida (PMR)?

Durante años, las opciones de vehículos adaptados se han centrado en motores diésel o gasolina, sobre todo por cuestiones de autonomía, espacio y facilidad de modificación. Pero 2025 marca un punto de inflexión. Con una oferta eléctrica más diversa y madura, el panorama para las personas con movilidad reducida empieza a transformarse de forma significativa.

La doble transición: ecológica y accesible

Cuando hablamos de movilidad accesible, nos referimos no solo a facilitar el transporte de personas con discapacidad, sino también a permitirles conducir, moverse con autonomía y disfrutar de los mismos avances tecnológicos que el resto de la población. Si la sociedad apuesta por reducir su huella de carbono, esa transición debe ser, por definición, inclusiva.

En los últimos años, la industria automovilística ha dado pasos importantes. Ya no hablamos solo de vehículos eficientes, sino también de vehículos accesibles y adaptables, capaces de incorporar plataformas elevadoras, rampas, anclajes para sillas de ruedas o mandos especiales para la conducción. La buena noticia es que muchas de estas soluciones ya están disponibles también en modelos eléctricos.

En el mercado actual, existen varias alternativas 100% eléctricas que permiten adaptaciones para personas con movilidad reducida. Se trata, principalmente, de monovolúmenes y furgonetas que destacan por su espacio interior, facilidad de acceso y autonomía suficiente para el día a día.

Uno de los modelos más destacados es la Mercedes-Benz eVito Tourer, una furgoneta eléctrica que combina elegancia, potencia y espacio. Su versión adaptada permite incorporar rampas traseras o plataformas elevadoras, sin comprometer el confort ni la eficiencia. Similar en espíritu, la EQV de Mercedes ofrece una solución aún más premium, pensada para el transporte profesional o familias que priorizan el diseño sin renunciar a la funcionalidad.

En un rango más accesible encontramos opciones como el Peugeot e-Rifter o el Citroën ë-Berlingo, dos modelos que han ganado popularidad por su versatilidad. Ambos permiten la instalación de rampas, suelos rebajados y anclajes para sillas de ruedas, lo que los convierte en una elección frecuente entre particulares y asociaciones.

Y si lo que se necesita es un vehículo industrial adaptado —por ejemplo, para transportar a varios pasajeros o como servicio asistencial—, marcas como Maxus están ganando terreno con sus modelos eDeliver 3 y eDeliver 9, capaces de cubrir trayectos urbanos y semiurbanos con autonomía más que suficiente.

Eso sí, los vehículos eléctricos presentan algunos desafíos técnicos específicos: es necesario asegurarse de que la adaptación no interfiera con los componentes eléctricos de alta tensión, ni con los sistemas de asistencia y regeneración. Por ello, es fundamental que las modificaciones sean realizadas por profesionales con experiencia en este tipo de tecnología.

Además, es importante tener en cuenta que cualquier adaptación debe ser homologada oficialmente, tanto para garantizar la seguridad como para poder acceder a ciertas ayudas económicas.

¿Existen ayudas para adquirir y adaptar vehículos eléctricos?

La principal ayuda estatal es el Plan MOVES III, que ofrece hasta 7.000 euros de descuento en la compra de un VE, así como bonificaciones para la instalación de puntos de recarga. Estas ayudas son compatibles con la titularidad por parte de personas con movilidad reducida y pueden suponer un importante ahorro.

Por otro lado, cada comunidad autónoma cuenta con programas propios para la adaptación de vehículos, que pueden incluir ayudas de entre 1.000 y 6.000 euros, dependiendo del grado de discapacidad y del tipo de modificación necesaria. Además, existe la posibilidad de aplicar un IVA reducido del 4% en vehículos adaptados, tanto nuevos como usados, siempre que se cumplan ciertos requisitos.

A pesar del progreso, la movilidad eléctrica accesible todavía enfrenta varios retos. Uno de ellos es la limitada oferta de modelos adaptables de fábrica: la mayoría de las conversiones deben realizarse posteriormente, lo que puede elevar el coste y alargar los plazos de entrega.

Otro problema es que muchos puntos de carga no son accesibles. Pantallas táctiles colocadas a gran altura, superficies irregulares o cables difíciles de manipular para personas con movilidad limitada son barreras que deben eliminarse si realmente queremos una movilidad inclusiva.

Finalmente, aún son pocos los talleres especializados en adaptaciones para vehículos eléctricos. La tecnología de estos coches requiere conocimientos específicos, tanto por seguridad como por compatibilidad con los sistemas del vehículo.

La movilidad del futuro no puede ser solo eléctrica. Tiene que ser también inclusiva, accesible, inteligente y centrada en las personas. Porque una sociedad verdaderamente sostenible no es solo la que emite menos, sino también la que no deja a nadie atrás.

En Valverauto creemos firmemente en esta visión. Por eso trabajamos cada día para ofrecer soluciones de movilidad adaptadas, eficientes y respetuosas con el entorno. Si estás pensando en cambiar a un vehículo eléctrico y necesitas asesoramiento personalizado, estamos aquí para ayudarte.

Porque el futuro se construye con ruedas, pero también con valores.